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En Cada Puerto un Amor. Singladura Nro.47

 

En Cada Puerto un Amor

Singladura Nro. 47






De largo historial portuario, la frase trasciende las costas y se hace oír por generaciones que parecen guiñar pícaramente un ojo al decirlo en presencia de un navegante.


-¿Marinero? ¡Qué voy a enamorarme yo de un marinero!... -Dicen que los marineros tienen una mujer en cada puerto que tocan.... Y sigue. Y hay un poco de verdad en el dicho, pero solo un poco, tanto, porque la frase guarda escasa 
relación con los hechos, como porque los que la dicen, en las mas de las veces, no conocen a ese hombre que lanza sus huesos a las olas, ni tuvo la oportunidad de ver siquiera a distancia, esa humanidad que puebla los cascos flotantes que llamamos barcos, buques, naves, goletas, y más.


Lo cierto es que hay tantos tipos de marinero, como de seres humanos hay en los pueblos del planeta. Y con ellos sus formas de proceder y circunstancias de conducta en los puertos que visitan. ¡Ah, s
í; porque el marino vive dividido entre dos saludos: "Hola" y "Adiós."


Las olas son su familia, la tempestad su elemento... y la soledad su compañera de viaje. Pero, por lo regular y, haciendo un esfuerzo extraordinario para unir en un haz aproximado a las realidades vividas por m
í, me atrevo a seleccionar de entre todos, en particular a los tres tipos más comunes de hombre de mar.

[Y obsérvese que digo, "hombre de mar" y no amante de puerto.] Porque en dentro de esos tres tipos de seres que navegan, pueden clasificarse o ser explicadas las formas de conducta de muchos mas de ellos que de las otras, que por cierto, son muchas y muy variadas. Pero a mis tres tipos.


1) El Marinero tipo Uno, anda caído por las esquinas, borracho.

2) El Segundo, desaparece entre la población y pocos lo reconocen.

3) El Marino número Tres, es el que justifica la frase del titulo
esta serie.


El primer tipo de marinero, el mas visible, por cierto, no puede nunca ser clasificado como amante de nada ni de nadie. Mas bien es que le crea a cualquier persona decente tal revoltura de estómago que justifica su desprecio por los hombres de mar.


Este infeliz, nacido en cualquier rincón del planeta, pero mayoritariamente rubio, trabaja bestialmente, expone su vida heroicamente a diario bajo y frente a la Naturaleza para llevar el pan y el progreso a cada esquina del
planeta para bien de la humanidad. Mas, sin embargo, mientras lo hace, no solo no tiene conciencia de haberlo hecho, de haber servido a sus hermanos allende los mares sino que, cerrado en su cerebro embrutecido por váyase a saber que demonios en su vida; entorpecida su existencia por los mil siglos de abandono y lejanías, solo existe. Hasta los corales del fondo del mar tienen mas "familia" que 
él.


La cantina es su destino, la botella del peor alcohol es su amiga, la pocilga maloliente, la cama de la cochura ajada mayor y mas borracha, la distancia mas corta al barco, esas son sus amantes.
Ese es su amor en cada puerto. Y después la policía y el aduanero. Tiene suerte si se topa con uno "limpio" en alguna esquina del infierno. Y al día siguiente aparece en cubierta, apenas sin sentido, la cara ensangrentada por los golpes de algún "chulo" atracador, o por el capitán de su barco si es escandinavo, tratando de pintar o reparar todo en cubiertas.


Ese marino es uno que emplearon al pasar por cualquier puerto donde no habían empleos disponibles, por menos dinero que el que le pagan a los regulares. O porque el capitán pagara una deuda que este ten
ía en la taberna del puerto por lo que bebieron y comieron otros y se lo cargaron a él, porque estaba tan perdidamente borracho que no sabía lo que hacían y, además, porque no entendía el idioma de los parroquianos. Y ahora ese capitán compró casi un esclavo.


Tal vez un día ese marinero escape de ese barco en algún puerto lejano... o tal vez lo encuentren de nuevo tras las rejas de un calabozo africano, o de uno de esos puertos de gentes miserables como tienen nuestros pa
íses hispanoamericanos, por aduaneros y policías.


Y allá en una cama semi vacía duerme una esposa que espera y unos hijos que lloran al acostarse cada noche con hambre, y una madre que no sabe si su hijo descansa, mientras ella duerme o 
él es digerido por un tiburón...


Y, también, quizás nadie le ha esperado nunca; porque nunca tuvo a nadie que lo esperara.


Tal vez cuando muera un ave maldita se compadezca de su soledad y le cante aquel sinsonte del puerto que cantaba el marinero trasnochado mientras iba dando traspiés por los adoquines de Canal Street en el Lower Manhattan: "What can you do with a drunken sailor."

Y así se lo echen a la brisa.


(Otro día los otros dos)




Gilberto Rodríguez
Miami-Fla..USA
2009-04-13




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"EL HUNDIMIENTO DEL D/S HVOSLEF" Singladura Nro.47

 

"EL HUNDIMIENTO DEL D/S HVOSLEF"


Singladura Nro.47


(Cargado con azúcar de Sagua, Isabela)

 

Los barcos noruegos transportaron la mayor parte del azúcar producida por Cuba para los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Los marinos noruegos, perdida que fuera su patria ponían todos su mejores recursos y esfuerzos al servicio no ya solo de sus empleos, no; si no, al servicio de las fuerzas de la Libertad. Pese a pequeñas dificultades inherentes a la lucha diaria de una persona de una etnia en particular entre los muchos de otra, yo siempre he experimentado un alto grado de satisfacción, -¡Qué digo!- de placer y orgullo, el haber compartido con esos marinos noruegos un poquito de esos sacrificios, esfuerzos y -¿por qué, no?- también sus sufrimientos.

 

Yo conocí a la casi totalidad de los tripulantes del D/S Hvoslef.

 

Su sacrificio me caló muy hondo entonces, sus recuerdos viven en mí también y ahora me encuentro con este trabajo escrito por uno de sus hombres. Merece el recuento tanto como el recuerdo. Este es un pedacito tuyo, mío, y de cada ser humano que alguna vez se lanzó a flotar sobre las olas.

 

Es un espejo en el cual nos miramos nosotros todos.

 

 

Gilberto Rodríguez

Miami-Florida..USA

2009-09-19

 

 

 

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El Hvoslef en el Puerto de Sagua La Grande

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D/S Hvoslef

Dueño: A/S HavManager: Helmer Staubo & Co., Oslo

Tonelaje: 1630 gt, 892 net, 2140 tdwtSeñas: LCO

Construido en Sunderland 1927.

Portador de la fruta, 14 nudos.

En servicio entre los E.E.U.U. y la India del oeste.

Alquilado a “United Fruit Company” a partir de Marzo 5

No tenía ningún armamento a bordo.

Capitán: Arthur Dahl

 

El barco noruego "Hvoslef" iba en viaje de Sagua La Grande a Boston, habiendo salido el 6 de Marzo de 1942 con un cargamento de azúcar, cuando dos torpedos lo golpean y fue hundido por el U-94 (Ites) a las 20:05 horas de 10 de Marzo, ( 38 27N 74 54W). A 2 millas náuticas al Este del faro de la isla de Fenwicks en la bahía de Delaware.

 

El bote salvavidas de estribor fue destruido, y solamente 7 hombres habían podido escapar, pero encontraron más adelante otros 7. El Primer Oficial Andreas Ambjørnsen y el capitán Arthur Dahl se habían colocado en una balsa, pero cuando la nave se quebró por la segunda explosión la proa del Hvoslef fue levantada verticalmente en el aire antes que este se hundiera completamente, y al irse hundiendo se lleva la balsa en el embudo de succión.

 

El 1er Oficial pudo conseguir la superficie y aferrarse en un poco de ruina que flotaba por todas partes hasta que la gente en el bote salvavidas oyó sus gritos y lo recogió. Buscaron al capitán Dahl durante mucho tiempo, pero no se veía por ninguna parte.

 

Atracaron cerca del faro de la isla de Fenwick y de allí fueron llevados a la estación de socorro de Lewis donde se les entregó ropa seca y 3 de los hombres fueron admitidos al hospital de Bebee en Lewis. Esa tarde el guardacostas encontró a cuerpo del capitán por debajo de la balsa con su pie enredado en una soga. Su cadáver fue llevado a Brooklyn donde lo enterraron, mientras que algunos de los sobrevivientes continuaron a Nueva York al día siguiente.

 

Las Audiencias Marítimas fueron llevadas a cabo en el Consulado General Noruego allí el 18 de Marzo de 1942 con el 2do oficial, el marinero ordinario Olsen (timonel en tiempo de ataque), el carpintero Wroldsen (puesto de observación) y el 2do ingeniero.

 

En la 1ra emisión de 1977 del magazine noruego "Krigsseileren" (el marinero de guerra), hay un artículo largo escrito por Ingvald Wahl (ver más abajo) , uno de los sobrevivientes que describe cómo los 14 sobrevivientes arribaron a la playa de Rehobeth cerca del cabo Henlopen, en la costa de Delaware el 11 de Marzo.

 

La playa y las casas habían sido abandonadas, porque el área fue utilizada solamente para la temporada de verano, pero habían sido observados desde un faro el cual había notificado al guardacostas que en el acto llegó para asistirlos apenas que el bote salvavidas atracó.

 

Las autoridades americanas no estaban interesadas en que se supiera que los U-barcos funcionaban tan cerca de las orillas americanas. Después de algunos días, atendieron a más sobrevivientes que se enviaron a Nueva York, mientras que 3 permanecían en el hospital por una absolutamente cierta hora (el 1r Oficial Ambjørnsen pudo haber sido uno de ellos, porque él no estaba presente en las audiencias marítimos en las décimo octavas). Ingvald Wahl había servido previamente como marinero capaz en Stavangeren, y también ha escrito sobre la 1ra visita de esa nave a Leningrad en la caída de 1939.


Recibido y pintado por Jan Goedhart, Holanda.

La lista de los sobrevivientes del “Hvoslef” es la siguiente:

 1er Oficial Andreas Ambjørnsen; 2do Oficial Harry Olsen; Carpinrtero Harry Wroldsen; Able Seaman Svend Aage Olsen; Able Seaman James Bast (Norteamericano); 2do Ingeniero Lars Walderhaug; 3er Ingeniero Georg Løvaasen; Donkeyman Andor Torjussen; Stoker Hans Lund; Stoker Arne Nes; Stoker Ingvald Wahl; Steward Magnus Jacobsen; Cook Adel Andersen; Mess Boy Gunnar Haakonsen (Sueco).

 

Lista de desaparecidos:Capitán Arthur Dahl; Able Seaman Thomas Nevestad; Able Seaman Harry Anderson (Swedish que vivía en Nueva Orleans); Ordinary Reaman Victor Arnold Carlson (Sueco); 1er Ingeniero Mathias Kruge; y el Oiler Torkel Larsen.

 


Ingvald Wahl

Nacido en una ciudad noruega pequeña sobre el Círculo Polar Ártico, Ingvald Wahl comenzó joven la trayectoria para convertirse en un krigsseilere, que en los medios noruegos es "marinero de guerra". Esto es lo que llaman los noruegos sus veteranos de alta mar que lucharon contra los alemanes en la segunda guerra mundial.

 

Wahl siguió en sus pasos a su padre y a su abuelo, yendo al mar en la edad 14. Pasó un total de ocho años en los mares, cuatro en las aguas costeras, y cuatro en el océano en servicio de la guerra. El 9 de abril de 1940 cuando Alemania atacó a Noruega, Wahl estaba en el mar y fue atacado por los alemanes. La nave siguiente donde él prestaba servicios fue torpedeada por los alemanes el 10 de Abril de 1942, cuando navegaba desde Sagua La Grande en ruta hacia Boston. Entre los cuatro noruegos y dos suecos a bordo estaba Wahl y su mejor amigo fue herido el cual no podía nadar porque el lado izquierdo de su cuerpo había sido paralizado, su pie izquierdo y su pie derecho fue dañado. Wahl era nadador excelente y a pesar de sus lesiones se las arregló para hacerlo a un tablón.


Escuchó la llamada del amigo pidiendo ayuda en la oscuridad y sabía que él no podía salvarlo. Un bote salvavidas lo salvó y después casi de un año de milagros médicos, Wahl podía ir al mar otra vez. Cuando pudo, fue a Nueva Escocia y se alistó en la escuela de entrenamiento de la artillería de la marina en el campo Noruega, situada en Lunenburg, en diciembre de 1942.


Cuando acabó su entrenamiento en febrero de 1943, Wahl fue de nuevo al mar, navegando en seis diversas naves hasta el final de la guerra. De mayo el 5, 1945 que la nave se movió rápidamente cuando recibió el mensaje que los alemanes se habían ido. De mayo el 8 de 1945, era probable que su nave fuera la primera para alcanzar la Noruega nuevamente libre.

 

Cuando lo descargaron de septiembre el 11 de 1945, Wahl fue de nuevo a su hogar de la niñez de Hammerfest a ayudar a reconstruirlo porque había sido quemado por los alemanes durante la guerra. Muchas de sus historias están en la impresión, incluyendo una en el libro "en alguna parte en la costa del este de Canadá" donde él comparte sus historias.

 

ARCHIVO SABANEQUE

1970 – 2009

 










ENTRE MUJERES TE ENCUENTRE EL DIABLO. SINGLADURA Nro.46

 ENTRE MUJERES TE ENCUENTRE EL DIABLO.

SINGLADURA Nro.46





(Maldición gitana que me persigue)

 

Muchas cosas se suceden a lo largo de los años de travesía de un hombre, los caminos y vericuetos que la vida le presenta, muchos. Y muchas más se elevan como ese vapor de las aguas que nutre las nubes blancas que tanto gustan al budista y distraen las paletas de los pintores de vientos y tempestades. Mi vida es eso, un poco vapor, un poco nube y unas salpicadas de sal, lágrimas de mujer, sangre en las caderas del universo, arrullo de palmares y cadencia del violín. Puede que más, puede ni siquiera ser. La efímera vida nos destella en los ojos cual relámpago de sueños, besos, angustias y calamares que huyen dejando la oscuridad de su tinta en las claras aguas mediterráneas. Todo es nada, la nada lo ocupa todo. Y tus besos se regodean ansiosos aquí en mis noches. Ven a mí, o voy a buscarte por las cavernas del infinito, a perseguirte con mis caricias, a besar el universo sobre tus cabellos. Eres mujer, eso me basta.

 

Nos gusta por nuestra propia naturaleza a los hombres sentirnos como ese búfalo que embiste a los hermanos y se erige en toro mayor, no importa nuestra propia pequeñez, nunca somo altos ni bajos ante nuestros propios ojos... a menos que estemos equivocados, cosa que no es difícil de concebir. ¿No nacimos acaso del vientre de la mujer?... a menos que comprendamos que al salir de ella y ser tan pequeñitos entre sus brazos no podemos acabar de crecer ante nuestros propios ojos hasta que la veamos de rodilla bajo nuestro dominio. Endiablados que somos nosotros, pensadores cuyos momentos de lucidez se nos pierden entre sus piernas. Por algo así como que el deseo natural de regresar al punto de nuestro origen. Algo así como el exiliado que siempre añora su regreso, como la cabra que siempre tira al monte.

 

Ella se empeñó en mis besos, difícil tarea. ¿Como podemos detener el viento, nadar entre tus brazos o pintar en el arcoíris?

 

Me faltas tú.

 

Las auroras me encuentran siempre de pie junto al sendero; vadear ríos, cruzar montañas, seguir las auras es mi destino.

 

La tuve en mis brazos, luego a la otra. ¡Maldito seas hombre de hielo! ¿De qué me sirven tus besos si de ti no tengo ni la respiración de los titanes? ¿Por qué no me acompañas en las noches, por qué, por qué no me haces muebles con tus risas, candiles con tus dientes, temblar solo en tus besos? ¿Por qué te quiero tanto si eres brumas, hombre creído si solo eres el aire que inhalan los acordeones del sendero?

 

Perseguido por el mar de sus preguntas me atormentan sus caricias del recuerdo. La tengo entre mis ansias, la beso en la esperanza ciega de un ¿qué pudo ser?, soy de pobre cieno.

 

Quieres tener todas las hembras y no puedes domar la brisa. Mi egoísmo es generoso al propio tiempo. No destruyo la fruta, solo la disfruto. No lastimo a voluntad, lastimar es mi castigo. No me mandes al infierno en el yo vivo.

 

Las guitarras del sendero resuenan en tus mejillas, eres beso, eres mujer. Yo soy aire, vapor de ausencias, no tengo suelo. ¡Maldito seas, hombre de barro! En ti me enredo y de esas mallas nunca eres mío. ¿Qué te hago para que me ames y cierres los ojos al camino? Ven, refúgiate en mis besos, recuesta tu cabeza aquí en mi pecho, yo soy la diosa de tus sueños...

 

Me lo dices y los boreales de la selva se estremecen. ¡Divino amanecer! He libado el néctar de tus besos que se escapa entre mis labios para herirme directo el corazón; eres mi manta. No te escapes, no me huyas, recuéstate a mi pecho. ¡Ah, reino de las nieblas herejes, te condenarás si me amas! Yo solo soy de espuma.

 

Nada soy, nada tengo, nada me detienes en el resonar elegido de los dioses sin piedad.

 

¡Pero eso es impío! Pío es el de allá arriba, yo soy el pan. No, soy tu condena. La madre que me trajo al mundo ahora paga mi condena; me mandas al cielo y allí no me quieren, ¿dónde, entonces hay refugio a mi condena? Frágil pedazo de cristal de un espejo quebradizo mi cuerpo es. ¿Qué te ofrezco, un destello de la luna, un soplo de la brisa matutina, un verso de la escuela del ayer, o un beso que te ponga los sentidos a vibrar? Dímelo tú.

 

No, yo te entiendo. Si me condenas a vivir en el infierno por andar entre mujeres te comprendo. ¿Perdonarte yo? ¿Cómo puedes creerme con tal poder? Condenado al infierno entre mujeres que saben o no amar, vivo. Ese es mi sino. No, no es que soy el vencedor de la batalla de los sexos, no; solo soy aquel que nunca supo comprender que amar a tantas es solo no amar a una... puedo entender... No, a veces no.

 

Fue aquella gitana del vertedero, sí, aquella misma. De paso por mi vida la encontré. Su pobreza me anunciaba soledad, le di mi brazo. Besarme quiso, y embrujarme. Mas, cual pobre salamandra inútil viajó y la dejé allá en su lío. ¡Mardita tu suerte marino! Mi risa no fue de insulto, fue de increencia. "Mardita tu suerte, marino!" Me repetía. Mientras la brisa llenó las velas de mi nave.

 

Y desde el muelle ella me miraba y yo sin comprender como se hace para sacar del lodo un diamante y luego ser maldecido por él. No sé, no entiendo, no se fingir. No era mi tiempo.

 

Sopló la ventolina dulce del amanecer y me sentí muy cerca de tus labios, que no he visto. La ilusión es mi constante, velas al viento. Ella me maldijo. Enrique me ofreció once mil, y esta gitana me quiere matar sin una. Me condenan los diablos tenebrosos a vivir sin tu sonrisa. ¿Qué has hecho de mí? ¿Qué me haces? Prisionero soy de tus caricias y no tengo para el mundo ni un pañuelo. Ven, ven, aunque sea solo un momento. Las guardianas del templo del infierno esperan para arrestarme. Tal vez solo en tu regazo encuentre besos, calor y mis pupilas. Nada tengo que ofrecerte solo caricias. Poco cuestan, leve inversión de mis adentros para el tuyo, pero si me dejas decírtelo al oído, un millar de paladares necesarios serían para libar en tus labios la miel de mis tormentosas alegrías. ¡Cuan poco puedo, soy tan no sé si frágil ala de la mariposa, soplo gentil del calor de tus miradas o el agua que destilan sobre los cafetales las alondras!

 

Entre mujeres y el diablo has dicho, no, esto es el infierno que me abraza tratando de robarme al paraíso de tus amores sin cesar. Dame tus besos, mañana es tarde, ayer ya no es, sola y conmigo todo es placer. Sombras no hay entre las nieves, yo soy de hielo, de sol y mar, de las tinieblas salió mi luz y esa me la dio el señor.

 

Cierra tu noche, corta el ayer, vive en mis horas que muy cortas son. Pero cortas o largas para ti solita son. Deja que luego me condenen a las mazmorras profundas del infierno, ya la gitana hace largo tiempo por su rencor me sentenció. Y las aguas de siete mares no logran sanar la herida que en el pecho llevo. Tal vez tus besos hagan el milagro...bésame en silencio, y duerme junto a la ventana mirando al mar. Allí en esas olas fieras, como en la sutil estrella que nos mira desde arriba está mi alma esperando por tus besos.

 

Sálvame del fuego que consume mis humildes poemas y mis besos que deben ser tuyos pero queman. Nada soy, te lo prometo. Poema de luces en la madrugada te espero en los primeros rayos del amanecer.

 

 

Gilberto Rodríguez

Miami-Fla..USA

2010-04-26

 

 

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ALMIRANTE DON GILBERTO. RESTROSPECTIVA.

En Cada Puerto un Amor. Singladura Nro.47

  En Cada Puerto un Amor Singladura Nro. 47 De largo historial portuario, la frase trasciende las costas y se hace oír por generaciones que ...

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