MIS ARRECIFES.
Singladura
Nr.8
¿Quién soy? Yo creía saberlo, pero no, no lo sé. Mi
ego, ahora me doy cuenta es más alto que el Himalaya y sin embargo, mi vida es
más pequeña que esa gota de rocío que has visto sobre el pétalo de la rosa. Príncipe
y mendigo me han llamado; tengo más riquezas y menos capital que un gorrión.
Capital no se conservarlo, trae muchas preocupaciones. Riquezas acumuladas y
sus intereses creciendo mientras duermo porque soy un aprendiz de amante, nunca
se sabe mucho del amor. Se puede ser ostra y hacer del grano de arena una perla
y se puede matar una flor con una mirada. Yo quería ser.
Sí, yo quería ser. Y dediqué cada minuto de mi vida a
aprender lo que hacían los otros, los hombres, los pueblos, los religiosos, los
políticos, los limosneros y tú. Día vendrá en que yo vuelva a mi pueblo con mil
cargas de cielos, de nubes, de amores que produzcan la felicidad a los otros. Y
he cargado mil cruces y bebido mi propia hiel. Y he derramado lo que yo he creído
que es amor por doquier. Estudiar, obtener títulos, dar una caricia con los
mismos dedos que apreté un gatillo, dirigir más de cien jueces y abogados, ser
amigo de presidentes, de delincuentes, de terroristas... eso lo han dicho y
otros lo han creído. No sé por qué.
No, no sé por qué. Yo no soy más que un pobre fulano
que a remos y cojeando, patina sobre las fangosas calles de camas y soledades
en cuerpos y caderas, destelleando sin luz. Fantasma soy, pero hasta los
fantasmas invisibles a veces pretenden ser bellos y coloridos. Tal vez yo soy
eso.
Solo envidio al pulpo. En cualquier instante vivo
ocho vidas. Las horas no alcanzan del día y me río. Nunca espero el final, los
finales son cortes. La buena pintura nos viene en cuadritos, no, se desliza
entre y por y con los otros colores. Llevo el alma en una mano. ¿La quieres tú?
Mañana te aburres y yo tengo mucho aun que trabajar. Quiero ser pulpo por un instante
para poder estar con mis rejos en las orillas de una playa, una reja, una jaula
y uno senos. ¿Qué más da? Soy el fantasma de mi ayer, la penumbra de mis
ojos...
Y no soy nada. ¡Pobre ego amigo mío, que no se había
enterado!
¡Tonto! ¿No ves que siempre te guardé en las fosas
más profundas de mi ser? No se puede ser hombre, navegante, Capitán ni juez sin
ego. No se es nada, pero el ego mata. Y por ello siempre te resguardé al tiempo
que te aprisionaba. ¡Ya, qué más! Solo el espíritu fantasmal de los recuerdos,
eso queda.
¿Que por qué entonces gritan mis carnes? Tonto
amigo... porque no se han enterado. No, mis carnes están tersas, mi mente ágil,
mis amores vivos, mis sueños vibrando aun y mis anhelos a gritos. Otros a mi
edad son viejos. Muy viejos.
Ya dejaron de sentir amor y deseo de la carne. Están
muertos. Esos que ya no aprecian una visita al museo, una corrida de toros...
yo todavía me pongo los guantes... y más. Pero es mi lucha interna, me voy a
otros puertos.
He luchado por un ideal y ya mis ideas no cuentan. He
soñado con unas alturas, y pase por algunas, las otras cual agua entre los
dedos, se me escaparon. Ahora, cuando alguien me ofrece una limosna de amor,
recoge de mi alma y luego mira almanaque. Es sabio envejecer y es pecado mortal
hacerlo. Luego se burlan cuando aquél cuya voz ayer las enamoraba y hoy trata
de elevar una tonada y se le va una falsa nota. Nadie se registra el alma,
hasta que le llega el turno. Y entonces, ya es muy tarde. Mi turno no anda
lejos... soy viejo, ya lo se.
Y hace unos días un joven apuesto, bello y galante me
preguntaba; -¿Cómo lo hace usted? Yo daría la mitad de mi vida por aprender con
usted...
-Gracias, hijo, pero media vida no sería suficiente,
solo tienes unos veinte. Escala la montaña, préstale tu zapatos al otro y
camina sin ellos, gánalo, no lo tomes al pasar; ¡cuídalo y déjalo seguir! Ellas
te oirán.
-Pero, es que usted tiene magia, tan sencillo...
-No, hijo; no es magia es lo segundo. Es lo sencillo.
No creas que eres una roca. Tu firmeza es temporal, cubito de hielo somos,
duros ahora, agua al canal después. Y esa gota de agua que acabas de beber,
luego que limpie tu sistema regresa a la tierra, se calienta, se evapora. Se
eleva y forma bella o amenazadora nube, te cae sobre el jardín y lo hace crecer
y le enjuaga las manos a la mujer que te ha de acariciar con ellas.
Y cuando miro a mi alrededor estoy sobre una piedra,
el medio de la mar. Solo. Solo soy. Solo estoy y solo he estado en el medio de
la multitud mi vida entera. Jamás me compartí. Jamás le permití a nadie mirar a
mis adentros. No importa cómo, donde ni por qué.
Los torturadores han lastimado mi cuerpo, la guerra
también, pero mi sonrisa no cesa, mi cerebro labora. Nadie penetra allí. Nadie
nunca pudo. Nadie podrá. Y mis pieles no cuelgan aún.
Pero el tiempo se acorta. Y otras me quieren cortar.
Tengo una amiga muy bella, 37 añitos, china pura, criada y educada aquí. Fue mi
discípula muy pilla. me abraza, me besa y me propone a menudo. ¡Quítate solo 35
años y me caso contigo! ¡YA! y lo grita ante todos. Pobre de mí... ¿Por dónde
corto?
Viejo verde, azul o candelillas sobre el agua. Tonto
mejor. Quiero salvar a mi patria y no puedo cargar mis costillas, quiero
escalar más montañas, volver a caminar sobre un cable de acero entre dos barcos
o entre dos rascacielos y ya le temo al sonido del trueno. ¿Ego de qué? Quiero
ser pulpo tal vez para agarrarte enterita y que no te me escapes.
O para poder seguir atendiendo todas mis vidas
regadas por el mundo. Ya apenas viajo y quiero volver. Mi vida ha sido en
viajes, en aventuras, el cambio de paisajes, en movimiento, en bienvenidas y
adioses, entre risas y lágrimas entre almohadas, pajares y ríos... Nadie me
pudo seguir, viajo a placer.
Y ahora estoy mirando a mi bitácora de oro, no, de
oro no, que muy pobre es. He borrado muchos nombres, nadie los debe de ver.
Quien a mi lado durmió, un secreto en mi depositó. ¿Qué historia puedo hacer? Ríe.
No soy feliz. No he sabido serlo, nunca lo fui.
Si mi sed ha calmado tus aguas, tú me la diste, yo no
las robé. Si mi espíritu flota en las noches, es que la muerte ronda, y no
quiere esperar que me muera para salir a enamorarte otra vez.
Voy a cambiar mi vida. Voy seriamente a escribir. Voy
a silenciar mil voces que me queman los adentros y tocar solo en las alas del
que fue mi corazón. Se cansa el mundo de mí. De mí que nada tengo ya para dar.
Un verso aquí, una ilusión allá, un recuerdo colgado en la pared...
Unas candelillas en la noche a la orilla del rio. Ni
siquiera las luces boreales soy. ¿Ego de qué? Anda, vuélvete a la botella para
ponerle el tapón.
-Un momento, ahí, jefe; a la botella no.
-¿Y por qué no?
-Porque yo soy su ego, no su mago de la botella.
-Está bien, pero eso no te impide...
-Señor, yo solo soy su ego y en estos días usted anda
trepado sobre mis hombros, ¿qué puedo yo hacer?
-¡Ah, hombre, habérmelo dicho antes!
-Yo hubiera tratado, jefe, de nuevo le digo. Pero
cuando usted vio a esa mujer...
-¡Calla! ¡Basta!
-Como usted diga, jefe…
-Vuelvo a pensar y quiero izar mis velas. Quiero,
pero no puedo…
Estoy anclado en ti…
Gilberto Rodríguez.
Miami-Fla..USA
2010-03-23
xxxxxxxxx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario